Desde comienzos del 2000 los festivales nacionales muestran una apertura parcial e intentan romper con el viejo esquema de grillas interminables de propuestas similares. Incluso la figura del folklorista empezó a cambiar porque ya no es necesario que se vista de gaucho, desenfundar una guitarra criolla para cantar folklore y no es primordial subir a un escenario y hacer un monólogo de chacareras.
Malos horarios de actuación, mala paga, resistencia de círculos
y públicos ya habituados a consumir las mismas propuestas una y otra vez fueron
algunos de los obstáculos que tuvieron que atravesar la nueva generación de
cantores y cantoras
El cantante Juan Iñaki opinó que “creo que el folklore está
al borde del quiebre, lo veo crujiendo, rígido y al borde del colapso. No sé si
hay un nuevo folklore, sí hay cambios en la sociedad. Hay nuevas preguntas y
también nuevas certezas".
"El folklore tiene la valiosa condición de conservar.
Conservar información ancestral, guardarla al reparo de la globalización y la
desmemoria. Pero hay que estar atentos a cuando esa sana conservación termina
reprimiendo, como los padres castradores", afirmó.
Mientras que la cantante “Charo” Bogarín analizó que "existe una sonoridad nueva dentro del folclore argentino, considerando los últimos 20 años que venimos trabajando con la fusión de géneros musicales y explorando nuevas maneras de cantar tratando de descolonizar nuestra voz”.
Y, aseguró que “hay una
nueva estética desde lo sonoro, en la integración del universo electrónico a la
escena del folclore y desde lo vocal en la incorporación de sonidos ancestrales
en la voz. Se canta usando una paleta más diversa de sonidos. Se canta con
identidad".
Por su parte, la cantora Mariana Baraj manifestó que la
nueva sonoridad del folklore existe e indicó que “está dentro del mismo
folklore, que nació y creció en paralelo con las expresiones más conocidas y
populares".
"Existe, a la vez, una nueva rama en materia de
composición en la música popular de este siglo ligada a los tiempos que nos
toca vivir, con una lírica actual y de temáticas que, en mi caso, son las que
me interpelan a diario", agregó.
Por otra parte, “Charo” Bogarín, Mariana Baraj y Juan Iñaki se refirieron sobre la ley del cupo femenino. "Me enoja bastante porque veo que no se cumple en festivales que debieran dar el ejemplo, y hablamos de algo que no debiera ser ley, pero necesitamos que lo fuera para que se empiece a tomar en serio”, remarcó Juan Iñaki.
Luego, “Charo” Bogarín reflexionó que "es un gran
logro; fue una lucha necesaria y es reflejo de las últimas manifestaciones de
género. Las mujeres estamos empoderadas, uniendo fuerzas, y tomando por fin
conciencia del lugar relegado que tenemos en nuestra sociedad patriarcal".
"La Ley de Cupo Femenino vino a poner sobre la mesa una realidad que muy pocos quieren ver: el ínfimo porcentaje de mujeres en los escenarios. Vivo en la provincia de Salta donde la presencia de las mujeres en festivales es inexistente. Por eso es importante que la ley comience a aplicarse y se contemplen los proyectos de las mujeres y las disidencias en toda la Argentina", sentenció Mariana Baraj.