Hace 53 años -una madrugada de agosto de 1967- aterrizó en Buenos Aires el
avión proveniente de México en el que viajaban Gabriel García Márquez y su
esposa, Mercedes Barcha. Fueron recibidos por Francisco “Paco” Porrúa, editor
de Sudamericana, y el escritor Tomás Eloy Martínez, por entonces jefe de
redacción de la revista Primera Plana. A pesar de que Cien años de Soledad,
publicada por primera vez en Argentina, llevaba semanas en la lista de los más
vendidos, lo que motivó el viaje no fue promocionar su novela, sino participar
como jurado de un premio compartido por Sudamericana y la revista Panorama.
Fue Paco
Porrúa quien tomó la decisión y se arriesgó a publicar la novela que habría
sido rechazada en dos oportunidades por otras editoriales. Por eso, la
expectativa por la llegada del creador de Macondo era muy grande, ya que el
escritor fue siempre muy reservado; solo se conocían de él algunas fotos que
circulaban en diarios o revistas literarias.
Fueron 12
los días que Gabo estuvo en Buenos Aires, entre los cuales -pese a su timidez y
rechazo a las cámaras- realizó una sesión de fotos tomadas por Sara Facio, en
su estudio del barrio de Recoleta y en la Plaza Vicente López. En la exposición
que lo homenajea actualmente en la Biblioteca Nacional pueden verse estas
fotos, así como también escuchar su voz leyendo el primer capítulo de Cien años
de soledad, grabado por la discográfica AMB. Los responsables de AMB eran
Hector Yanóver, Samuel Gabrois y Jorge Aráoz Badi y, aunque cuidaron hasta los
más mínimos detalles técnicos de la grabación, el escritor quiso que se dejaran
en el disco sus balbuceos, errores, el ruido de las páginas al doblar y hasta
las pausas que utilizó para vaciar una botella de un litro de agua.
Su paso por
la ciudad que lo vio alcanzar la fama no solo se redujo a actividades
laborales. Una tarde invernal en la que los cuatro -García Márquez, Barcha,
Martínez y Porrúa- disfrutaron en un café, vieron a una mujer caminar por la
vereda con el libro asomándose desde la bolsa de supermercado que cargaba. En
ese instante tomaron dimensión de lo que Cien años de soledad había causado en
el público argentino.
Queda poco
registro periodístico de la visita debido a que, tal y como escribió Alicia
D'Amico para La Nación, el colombiano “no soporta que un periodista tome nota
de sus opiniones y enmudece ante el sonido de un grabador”, por lo que
únicamente brindó dos entrevistas: una a Primera Plana y otra muy breve en el
diario La Prensa.
Una noche
fueron a ver la obra de teatro Los siameses, de Griselda Gambaro. Gabo y
Mercedes se ubicaron en el palco donde se sentarían, mientras un foco de luz
alcanzaba a iluminarlos. De pronto, alguien del público lo reconoció y lo que
comenzó como un aplauso individual, terminó en una ovación de todo el teatro.
Tomás Eloy Martínez dijo años después: “En ese preciso momento vi que la fama
bajaba del cielo, envuelta en un deslumbrado aleteo de sábanas, como Remedios
la bella, y dejaba caer sobre García Márquez uno de esos tiempos de luz inmunes
a los estragos de los años”.
¿Por qué no
volvió a visitar Buenos Aires? “La explicación que se impone con mayor fuerza
es la de su ingobernable superstición. García Márquez solía decir que si en
Buenos Aires el éxito lo había elegido, allí también podría abandonarlo”, dice
Solana Schvartzman, del Departamento de Investigaciones de la Biblioteca.
1967: el año
que fue publicada por primera vez una novela que fundía en sus páginas lo real
y lo fantástico hasta hacerlo uno; también el año que pisaba suelo argentino
uno de los máximos exponentes del realismo mágico, por primera y única vez.
Fuente: https://www.cultura.gob.ar/como-fue-el-unico-viaje-de-gabriel-garcia-marquez-a-la-argentina_4559/