Por Agustín Ochoa. A SUBIRSE A LAS TABLAS estuvo presente en la segunda fecha del Festival Arde Rock, que se realiza de manera simultánea en el Parque de los Trabajadores de Villa Domínico y la Plaza Ana Jaramillo. En total participan 80 bandas locales durante ocho domingos.
En este marco, conversamos en exclusiva con uno de los integrantes de la Unión de Salas de Ensayo y Estudio de Grabación de Avellaneda (U.S.E.E.G.A) Santiago acerca del Festival de Arde Rock; los objetivos que se plantean a futuro; y cuánto fue afectado el sector por la pandemia.
¿Cómo están viviendo el regreso del Arde Rock?
Nos pasa que con el avance de la campaña de vacunación y estamos la mayoría vacunados, ganamos en tranquilidad. Es fundamental que esto vuelva porque es la base de todo y nosotros como salas estamos trabajando en la organización, pero aparte estamos de vuelta en contacto con las bandas y promocionamos nuestros lugares. Somos parte de la cultura. Las bandas para tocar acá tienen que ensayar y para ensayar lo tienen que hacer en nuestros lugares. Entonces es un circuito que cierra por todos lados y celebró que se esté dando todo esto porque está bueno. Se pudo dar gracias a que un alto porcentaje de personas vacunadas y de a poco nos podemos ir reencontrándonos en estos lugares que son fundamentales.
¿De qué manera afectó a las salas de ensayo y estudios de grabación de Avellaneda la pandemia?
Bastante complicada. Esta organización se formó durante la pandemia con la necesidad de juntarnos entre todas las salas y estudios de Avellaneda para ver de qué manera salir de forma conjunta de esta crisis que generó el coronavirus. Consideramos que la única manera de salir adelante es de forma colectiva, entonces nos empezamos a juntar vía remota y armamos este colectivo. De a poco fuimos saliendo, pero la verdad fue muy complicado, fue uno de los últimos sectores que se habilitaron. Como sector tratando de fortalecerse de manera colectiva.
¿Qué objetivos se plantearon como organización?
Somos un sector que no tiene mucha “legislación”. No somos centros culturales ni bares, si no que estamos ahí en el medio. A la hora de poder trabajar para el estado o hacer una gestión cultural se nos complica, incluso con las habilitaciones. Estamos como un “gris legal”, aunque estamos todos habilitados como salas y demás. Pero como sector nos cuesta un poco poder unirnos; así que la idea de esto a futuro es poder hacer una ley incluso de músicos que nos permita crear un circuito en donde los músicos puedan tocar y se respeten la repartición de las fechas. A futuro queremos proponer que el Municipio realice concursos para que el ganador pueda grabar en nuestras salas de manera subsidiada.
¿Les ocurrió que un artista haya pedido algún descuento para poder ensayar o grabar un tema?
Si, nos pasó. Los músicos primero tienen que tocar para generar ingresos y la mayoría la ponen para grabar, entonces al no ver esa actividad de tocar nos han pedido algún descuento. Por eso la idea es en conjunto podemos lograr hacerle algún descuento a las bandas porque si lo haces sólo es mucho más difícil. Está la voluntad. Nos ha pasado un montón. Hay otro tipo de músico que dio clases virtuales y como no gastó en grabar porque no hubo en que gastar, por ahí después de la pandemia estuvieron mejor parados y pudieron afrontar algún tipo de grabación. Nos piden bastante porque fue bastante castigado el sector.