Por Agustín Ochoa. El actor Mauricio Dayub se subió ayer- viernes 18 de octubre- al escenario del Teatro Maipú de Banfield para protagonizar el unipersonal “El Equilibrista”.
Un día antes de presentarse en dicho teatro, Mauricio Dayub dialogó en exclusiva con el programa radial “Espectáculos del Sur”- Radio Jauretche-:
¿Cómo te venís preparando para la presentación de “El Equilibrista” en el Teatro Maipú de Banfield?
Con una gran expectativa porque “El Equilibrista” es un espectáculo que me viene sorprendiendo desde su estreno. Estrene el 22 de enero haciendo cuatro funciones por mes y estoy haciendo más de veinte funciones. Estoy cumpliendo 100 funciones, hice todas las funciones con el cartel “no hay más localidades”. Es un placer tan grande sobre todo porque yo creía que estaba haciendo un espectáculo para mí, para darme un gusto, y rápidamente lo que a mí me parecía que yo necesitaba se convirtió en lo que el espectador está buscando o necesita y es la única manera que tengo para explicar el éxito que ha tenido la obra. En este momento estoy en el Teatro El Nacional- en la calle Corrientes; a media cuadra del Obelisco- , donde está “Una Semana nada más” que es el espectáculo más visto de la calle Corrientes con Nico Vázquez, porque el 15 de noviembre voy a festejar 100 funciones; es algo impensado para un espectáculo de teatro independiente.
¿Qué es lo que más disfrutas de hacer “El Equilibrista”?
Cuando uno pone sobre el escenario situaciones, historias, emociones que le pertenecen el teatro va más allá de lo habitual. Hay algo que me pasa todas las noches que es como una expectativa enorme que siento por empezar desgranar mi propia vida, sobre todo ahora que sé que mi propia vida es de algún modo la vida de los que me vienen a ver, que a todos nos pasa lo mismo, y el espectáculo termina con un texto, que representa un poco esto, y yo digo: -“Una de estas noches me animo, lo paro yo al mundo y se lo grito a todos para que una vez por todas el mundo y yo seamos lo que tengamos que hacer”- Hay algo de heroico en “El Equilibrista”, alguien que se planta frente a la vida y decide con qué ímpetu tiene que vivir el presente. Esto ocurre un poco analizando nuestra historia, la historia de nuestro país, pero haciéndolo de una manera muy particular. Por lo que me dicen, las ternas que tenemos en los premios ACE y por lo que han sido las críticas, “El Equilibrista” se sale un poco de la norma habitual, se sale de lo que estamos acostumbrados últimamente a ver en el teatro; no está bien que yo lo diga, aunque lo he leído, lo ha dicho otro y lo escucho todas las noches en el hall del teatro. No me queda más que aceptar que estoy haciendo uno de los espectáculos más lindos que hice en mi vida y que pasa algo especial ya que es un espectáculo a donde la gente no se va igual que como entro.
¿Cómo fue la aceptación del público para con “El Equilibrista”?
Te diría que fue unánime. Yo hice una promoción en la radio donde decía que era un espectáculo de teatro con garantía porque si de verdad alguien no le llegaba a gustar, yo lo esperaba en el hall y le devolvía el dinero de las entradas. Esta promoción, que hice en dos radios, se viralizo, la levantaron los principales diarios, y la gente empezó a venir y a esperar que yo saliera al hall. De hecho ahora ya es una rutina mía porque termina la función y yo salgo rápidamente al hall por si alguien quiere que le devuelva el dinero de las entradas. Es un espectáculo tan fuerte, potente que produce todo lo contrario, me hacen chistes algunos espectadores que se quedan para decirme que quieren pagar el doble por lo que recibieron, y algunos otros me dicen somos 32, venimos en un micro y queremos que nos devuelvan el dinero. Pero es una aceptación muy potente que me hace pensar mucho en cómo estamos los argentinos, en qué recibimos y qué necesitamos, aunque estamos para mucho más de lo que tenemos.
Para vos: ¿Cuál es la importancia de mantener una relación permanente con tu público?
Es una de las cosas que hace que esta profesión sea algo más importante que divertir, entretener, que ya es importante. Esta profesión a mí me permite andar mucho más lúcido por la vida porque desde que tengo la posibilidad de escribir, actuar, producir mis espectáculos y desde que me he podido comprobar que lo que siento, veo y me interesa coincide con muchos (…). (…) Sentí que la vida me daba esta posibilidad de poner lo que siento arriba del escenario y compartirlo con la gente. Te diría no puedo estar más feliz de la profesión que tengo, de la coincidencia que tengo con el público porque si el público no me viniera a ver, eso lo que hago sería importante para mí, en este caso es compartido, entonces es muy hermoso.
¿Cuál es la importancia que tiene hoy en día el teatro independiente en estos momentos de crisis?
El teatro en todos sus rubros, digo en todos sus rubros porque el teatro argentino tiene una variedad enorme, ha sido siempre el reflejo de la realidad, aún el teatro comercial, que es el que menos refleja, ha cumplido una función fundamental que es la de divertir, entretener; sólo que el teatro independiente se diferencia un poco porque no soslaya los grandes temas, y en este momento en donde muchos piensan que lo que necesitamos todos es distraernos para olvidarnos de la realidad. “El Equilibrista” está como en otra cuerda, valga la redundancia de hacer equilibrio sobre la cinta, porque es un espectáculo que no sólo divierte sino que emociona, y te diría que conmociona ya que revisando mi familia y mi vocación de tantos años por este trabajo re-dignifique mi propia vida. Creo que lo que produce en el espectador “El Equilibrista” es un poco eso, es una especie de revisión de nuestra juventud, de lo que legan en la sangre nuestros abuelos, lo que heredamos de nuestros tíos, lo que somos en realidad de alguna manera, y eso se produce con “El Equilibrista”. Mi alegría es porque además lo hice de la forma que yo quería que es haciéndolo imaginar al público, no contándoselo ni diciéndolo ni mostrándoselo sino haciéndolo imaginar. Manejo más de treinta objetos arriba del escenario, aprendí a tocar un instrumento, a hacer equilibrio casi por encima de la cabeza de los espectadores, y fundamentalmente aparece sobre el escenario una historia real que viví hace unos veinte años intentando saber de dónde venían mi madre y mis abuelos.
Breve reflexión sobre el lugar que ocupa el teatro en tu vida.
El teatro en mi vida ocupa un lugar tan grande que casi te diría que compite con las cosas más importantes que tengo de la vida (…). (…) Es una gloria de haber nacido con una vocación clara y haberme podido desarrollar en ella porque no sé qué hubiese sido de mi vida si no hubiera podido ser actor.
Los días 25 y 26 de octubre regresa Mauricio Dayub con "El Equilibrista" al Teatro Municipal Roma de Avellaneda. Pueden retirar tus entradas en las boleterias del teatro- Sarmiento 109, Avellaneda.
EL EQUILIBRISTA INTERPRETADO POR MAURICIO DAYUB
Mi abuelo tocaba el acordeón junto a una caja que decía “Frágil”. Una caja similar a la que mi padre usaba para guardar las obras de arte, que remataba. Mi abuela soñaba con cajas que no abría. Un día le conté que yo también soñaba con una. Me aconsejó que no la abriera. Cuando me animé, la abrí, y entendí a mi papá. Luego abrí otra, y comprendí a mis tíos. Hasta que en la última, me encontré a mí. Mi abuelo había atravesado el mar con su acordeón, oculto en esa caja que decía “Frágil”. El mismo mar que tuve que atravesar yo, para saber de dónde venía. Ahora entiendo por qué.
Un día antes de presentarse en dicho teatro, Mauricio Dayub dialogó en exclusiva con el programa radial “Espectáculos del Sur”- Radio Jauretche-:
¿Cómo te venís preparando para la presentación de “El Equilibrista” en el Teatro Maipú de Banfield?
Con una gran expectativa porque “El Equilibrista” es un espectáculo que me viene sorprendiendo desde su estreno. Estrene el 22 de enero haciendo cuatro funciones por mes y estoy haciendo más de veinte funciones. Estoy cumpliendo 100 funciones, hice todas las funciones con el cartel “no hay más localidades”. Es un placer tan grande sobre todo porque yo creía que estaba haciendo un espectáculo para mí, para darme un gusto, y rápidamente lo que a mí me parecía que yo necesitaba se convirtió en lo que el espectador está buscando o necesita y es la única manera que tengo para explicar el éxito que ha tenido la obra. En este momento estoy en el Teatro El Nacional- en la calle Corrientes; a media cuadra del Obelisco- , donde está “Una Semana nada más” que es el espectáculo más visto de la calle Corrientes con Nico Vázquez, porque el 15 de noviembre voy a festejar 100 funciones; es algo impensado para un espectáculo de teatro independiente.
¿Qué es lo que más disfrutas de hacer “El Equilibrista”?
Cuando uno pone sobre el escenario situaciones, historias, emociones que le pertenecen el teatro va más allá de lo habitual. Hay algo que me pasa todas las noches que es como una expectativa enorme que siento por empezar desgranar mi propia vida, sobre todo ahora que sé que mi propia vida es de algún modo la vida de los que me vienen a ver, que a todos nos pasa lo mismo, y el espectáculo termina con un texto, que representa un poco esto, y yo digo: -“Una de estas noches me animo, lo paro yo al mundo y se lo grito a todos para que una vez por todas el mundo y yo seamos lo que tengamos que hacer”- Hay algo de heroico en “El Equilibrista”, alguien que se planta frente a la vida y decide con qué ímpetu tiene que vivir el presente. Esto ocurre un poco analizando nuestra historia, la historia de nuestro país, pero haciéndolo de una manera muy particular. Por lo que me dicen, las ternas que tenemos en los premios ACE y por lo que han sido las críticas, “El Equilibrista” se sale un poco de la norma habitual, se sale de lo que estamos acostumbrados últimamente a ver en el teatro; no está bien que yo lo diga, aunque lo he leído, lo ha dicho otro y lo escucho todas las noches en el hall del teatro. No me queda más que aceptar que estoy haciendo uno de los espectáculos más lindos que hice en mi vida y que pasa algo especial ya que es un espectáculo a donde la gente no se va igual que como entro.
¿Cómo fue la aceptación del público para con “El Equilibrista”?
Te diría que fue unánime. Yo hice una promoción en la radio donde decía que era un espectáculo de teatro con garantía porque si de verdad alguien no le llegaba a gustar, yo lo esperaba en el hall y le devolvía el dinero de las entradas. Esta promoción, que hice en dos radios, se viralizo, la levantaron los principales diarios, y la gente empezó a venir y a esperar que yo saliera al hall. De hecho ahora ya es una rutina mía porque termina la función y yo salgo rápidamente al hall por si alguien quiere que le devuelva el dinero de las entradas. Es un espectáculo tan fuerte, potente que produce todo lo contrario, me hacen chistes algunos espectadores que se quedan para decirme que quieren pagar el doble por lo que recibieron, y algunos otros me dicen somos 32, venimos en un micro y queremos que nos devuelvan el dinero. Pero es una aceptación muy potente que me hace pensar mucho en cómo estamos los argentinos, en qué recibimos y qué necesitamos, aunque estamos para mucho más de lo que tenemos.
Para vos: ¿Cuál es la importancia de mantener una relación permanente con tu público?
Es una de las cosas que hace que esta profesión sea algo más importante que divertir, entretener, que ya es importante. Esta profesión a mí me permite andar mucho más lúcido por la vida porque desde que tengo la posibilidad de escribir, actuar, producir mis espectáculos y desde que me he podido comprobar que lo que siento, veo y me interesa coincide con muchos (…). (…) Sentí que la vida me daba esta posibilidad de poner lo que siento arriba del escenario y compartirlo con la gente. Te diría no puedo estar más feliz de la profesión que tengo, de la coincidencia que tengo con el público porque si el público no me viniera a ver, eso lo que hago sería importante para mí, en este caso es compartido, entonces es muy hermoso.
¿Cuál es la importancia que tiene hoy en día el teatro independiente en estos momentos de crisis?
El teatro en todos sus rubros, digo en todos sus rubros porque el teatro argentino tiene una variedad enorme, ha sido siempre el reflejo de la realidad, aún el teatro comercial, que es el que menos refleja, ha cumplido una función fundamental que es la de divertir, entretener; sólo que el teatro independiente se diferencia un poco porque no soslaya los grandes temas, y en este momento en donde muchos piensan que lo que necesitamos todos es distraernos para olvidarnos de la realidad. “El Equilibrista” está como en otra cuerda, valga la redundancia de hacer equilibrio sobre la cinta, porque es un espectáculo que no sólo divierte sino que emociona, y te diría que conmociona ya que revisando mi familia y mi vocación de tantos años por este trabajo re-dignifique mi propia vida. Creo que lo que produce en el espectador “El Equilibrista” es un poco eso, es una especie de revisión de nuestra juventud, de lo que legan en la sangre nuestros abuelos, lo que heredamos de nuestros tíos, lo que somos en realidad de alguna manera, y eso se produce con “El Equilibrista”. Mi alegría es porque además lo hice de la forma que yo quería que es haciéndolo imaginar al público, no contándoselo ni diciéndolo ni mostrándoselo sino haciéndolo imaginar. Manejo más de treinta objetos arriba del escenario, aprendí a tocar un instrumento, a hacer equilibrio casi por encima de la cabeza de los espectadores, y fundamentalmente aparece sobre el escenario una historia real que viví hace unos veinte años intentando saber de dónde venían mi madre y mis abuelos.
Breve reflexión sobre el lugar que ocupa el teatro en tu vida.
El teatro en mi vida ocupa un lugar tan grande que casi te diría que compite con las cosas más importantes que tengo de la vida (…). (…) Es una gloria de haber nacido con una vocación clara y haberme podido desarrollar en ella porque no sé qué hubiese sido de mi vida si no hubiera podido ser actor.
Los días 25 y 26 de octubre regresa Mauricio Dayub con "El Equilibrista" al Teatro Municipal Roma de Avellaneda. Pueden retirar tus entradas en las boleterias del teatro- Sarmiento 109, Avellaneda.
EL EQUILIBRISTA INTERPRETADO POR MAURICIO DAYUB
Mi abuelo tocaba el acordeón junto a una caja que decía “Frágil”. Una caja similar a la que mi padre usaba para guardar las obras de arte, que remataba. Mi abuela soñaba con cajas que no abría. Un día le conté que yo también soñaba con una. Me aconsejó que no la abriera. Cuando me animé, la abrí, y entendí a mi papá. Luego abrí otra, y comprendí a mis tíos. Hasta que en la última, me encontré a mí. Mi abuelo había atravesado el mar con su acordeón, oculto en esa caja que decía “Frágil”. El mismo mar que tuve que atravesar yo, para saber de dónde venía. Ahora entiendo por qué.