Por Agustín Ochoa Ortega. El 4 de octubre de 2015 no fue solo una fecha más en el calendario de la radio comunitaria FM B 106.9 de Burzaco. Fue un punto de inflexión, un antes y un después marcado por el nacimiento de "Románticos de Ayer y Hoy", un programa que, sin yo saberlo, se convertiría en el motor de mi desarrollo personal y profesional en el competitivo mundo de los medios de comunicación.
Vengo de una familia trabajadora, de raíces humildes, donde el esfuerzo y la perseverancia eran el pan de cada día. Crecí admirando la dedicación de mi madre (Mabel Ortega), empleada doméstica, y la vocación tardía pero apasionada de mi padre(Roberto Centurión), quien después de una vida como cartero, encontró su verdadera pasión como profesor de historia en escuelas secundarias a partir de 2010. Desde muy temprana edad, alimenté un sueño, una ambición que me consumía por dentro: convertirme en periodista. Recuerdo vívidamente las conversaciones con mis maestros y profesores, confidentes de mi anhelo por ser periodista deportivo, un fervor alimentado por mi incondicional amor al fútbol, especialmente al Club Atlético Independiente de Avellaneda, del cual soy hincha hasta la médula.
En aquel año 2015, me encontraba transitando el profesorado de física en Ciencias Naturales en el Instituto de Formación Docente Nº41 de Adrogué. Aunque me sentía atraído por la nobleza de la docencia, con el paso de los meses comencé a experimentar una creciente sensación de vacío, la certeza de que mi verdadera vocación se encontraba en otro lugar. Para mitigar mi sed de periodismo, trabajaba como telefonista en el programa "Los Mezcladitos", conducido por Marcos Rey en FM B 106.9. Era lo más cerca que podía estar de ese oficio que tanto anhelaba. Sin embargo, sin darme cuenta, esta experiencia estaba actuando como un catalizador, reavivando la llama que se había encendido en mi infancia.
Fue entonces cuando, en mayo de 2015, tomé una decisión que marcaría el rumbo de mi vida: "Voy a estudiar periodismo. Voy a perseguir mis sueños". Con una mezcla de incertidumbre y determinación, compartí esta resolución con mi madre, explicándole que el profesorado de física no era el camino que mi corazón me dictaba. Con más dudas que certezas, mis padres comprendieron mi sentir y decidieron brindarme su apoyo incondicional.
Durante los ocho meses que restaban para comenzar mis estudios de periodismo en la Universidad Nacional de Lomas de Zamora, me dediqué a disfrutar de la compañía de mis amigos y a jugar al fútbol, pero, sobre todo, me concentré en la preproducción de mi primer programa radial. A mediados de agosto, Marcos Rey, consciente de mi inquietud y potencial, me propuso crear un programa propio y me ofreció ayudarme a financiar el primer mes, hasta que pudiera conseguir anunciantes que sustentaran el proyecto. Marcos ya había conversado con la directora de la emisora, Mirtha Petriella, una mujer de gran visión y compromiso con la radio comunitaria. Tras una reunión reveladora, Mirtha me confirmó un espacio en la programación dominical, de 12 a 13, un horario que se convertiría en mi trinchera, mi ventana al mundo.
Mi infancia, sin embargo, no fue un camino de rosas. Estuvo marcada por las idas y venidas a diferentes hospitales. A los 5 años, sufrí convulsiones como consecuencia de una bajada de glucosa provocada por la falta de ingesta de alimentos. Lo único que recuerdo es levantarme de la siesta, empezar a ver borroso y desmayarme, justo antes de que mi mamá me agarrara y me sostuviera la lengua. El resto de ese día permanece borroso en mi memoria, hasta que desperté en la guardia del Hospital Lucio Meléndez de Adrogué. De allí, fui derivado al Hospital Garraham de Parque Patricios, donde me realizaron una serie de estudios y permanecí en seguimiento durante tres años, hasta que me dieron el alta con carpeta abierta. Los primeros recuerdos que tengo de esa época son los madrugones de mi papá para ir a sacarme el turno, para luego dirigirse a su trabajo después de que mi mamá y yo llegáramos al hospital.
A veces, mi padre, con un corazón enorme, se iba a trabajar sin dormir, mientras que mi mamá se pedía el día en sus respectivos trabajos para acompañarme. A la salida del hospital, en la estación de trenes Plaza Constitución, mi mamá se compraba un pan pegado de salvado y a mí un alfajor de maicena, que degustábamos sentados en el tren, esperando que partiera hacia nuestro destino: Burzaco. Recuerdos imborrables, grabados a fuego en mi memoria, que me recuerdan la importancia de la familia, el esfuerzo y la perseverancia.
Mi paso por fonoaudiología en el Hospital Jorge de Burzaco y foniatría en el viejo dispenser de Temperley dejó una huella imborrable. Mi madre, preocupada por comunicarme mediante lenguaje de señas, compartió esta inquietud con mi pediatra, revelando una situación compleja. Recuerdo con cariño los jueves a las 14, cuando partíamos con mi mamá a las sesiones de rehabilitación en el Hospital Jorge de Burzaco. Para facilitar estos traslados, mi madre me había comprado una bicicleta, que utilizaba tanto para ir al colegio como al hospital. A menudo, agarraba la bici y dejaba atrás a mi mamá, quien me gritaba que me detuviera en el cruce de una calle, a lo cual hacía caso. En ocasiones, mi mamá, en tono de broma, me arrojaba hojitas, y nos reíamos a carcajadas. Incluso, a la salida de mis sesiones, me ponía a jugar en el parque del "Jorge" o íbamos a la Plaza de la Amistad, que se encontraba a pocas cuadras, a jugar y a hamacarme con la sonrisa inocente de un niño. Luego, emprendíamos el camino de regreso a casa. A su vez, por recomendación médica debido a un retraso madurativo, realicé nuevamente la salita de 5 en el Jardín de Infantes de mi amado Barrio el Gaucho, en compañía de Mónica, mi maestra integradora de la Escuela Especial Nº502 de Adrogué, quien me acompañó en mis primeros años hasta que me dieron el alta con carpeta abierta. Aún recuerdo con cariño y mucho amor a mis queridas maestras Analía, a quien cada tanto me la cruzo por el barrio, y a Moni.
Estos pequeños obstáculos, sumados a la ausencia de mi padre biológico, quien se marchó cuando mi madre estaba embarazada (si bien tuve contacto con él hasta los 8 años, cuando mi madre se percató de que no se preocupaba por darme mi medicación, tarea que recaía en su esposa Angelita, a quien guardo un profundo cariño), no hicieron mella en mi espíritu. El hecho que marcó un antes y un después fue cuando un día vino de visita y, absorto en mi juego de fútbol con uno de mis tíos, no le presté la atención que quizás esperaba. Sin mediar palabra, dio media vuelta y se marchó. Me quedé llorando en la esquina de mi casa, rogando en silencio que no se fuera, pero ya jamás regresó, y desde ese momento perdí todo contacto con él.
De igual modo, mis sueños de ser periodista seguían estando presentes, creciendo y fortaleciéndose día a día. Recuerdo que en mi mente creaba torneos imaginarios de fútbol, donde el único jugador estrella y relator era yo mismo. No solo lo hacía con el fútbol, sino también con el básquet y el tenis. Recuerdo que cada vez que acompañaba los viernes por la tarde a mi mamá a su lugar de trabajo, los bufetes del Colegio El Salvador de Burzaco, me ponía a jugar al fútbol en las canchas de cemento y tierra de la secundaria, inventando torneos imaginarios, marcando goles de mitad de cancha, dándome autopases con la pared. Un niño que jugaba y soñaba con ser futbolista y periodista deportivo, un sueño que, con esfuerzo y dedicación, se convertiría en realidad. "Románticos de Ayer y Hoy" fue el primer paso, el inicio de un camino que aún sigo recorriendo con la misma pasión y el mismo fervor del primer día.
Diez años de periodismo: Un recorrido personal entre el liderazgo futbolístico y las figuras del espectáculo
Han pasado diez años desde mi primera incursión en el periodismo, un camino que comenzó de una manera bastante peculiar: cubriendo la charla de Ricardo Caruso Lombardi sobre "liderazgo y conducción de grupo" en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora. Recuerdo aquel día de 2016, la expectación por la llegada del técnico, la demora que precedió su aparición y, al finalizar la presentación, la valiosa oportunidad de intercambiar palabras con el propio Caruso Lombardi y con Pablo Vico, entonces entrenador de Brown de Adrogué. Aquella experiencia, aunque incipiente, sembró una semilla que germinaría en una pasión inquebrantable por contar historias.
Pocos días después, se presentó la oportunidad de ampliar mis horizontes en la "Semana del Periodista", un evento organizado por la Universidad Nacional de Avellaneda. Con el beneplácito de mis profesores, me sumergí en la cobertura de las charlas, entrevistando a colegas consagrados como Darío Villaruel, Fernando Carnota, Ignacio González Prieto, Ricardo Canaletti, Liliana Caruso y Néstor Llido del Diario Popular. La experiencia fue enriquecedora, dejando en mí una sensación de profunda satisfacción y una emoción palpable por los logros obtenidos en esas primeras incursiones periodísticas.
La siguiente etapa me llevó a Glew, a la Fundación Soldi, un lugar emblemático de Almirante Brown, donde comencé a cubrir sus funciones. Allí tuve el privilegio de entrevistar a una plétora de figuras del espectáculo argentino: Daddy Brieva, María Rosa Fugazot y Silvia Kutika (ambas protagonistas de "La Casa de Bernarda Alba" de Federico García Lorca), Lizy Tagliani, Jorgito Moliniers, Celeste Muriega, Adriana Salguiero, Luisa Albinoni (también juntas en "Mujeres de Ceniza"), Pablo Rago de "Algunas mujeres que les cagué la vida", Patricia Dal, Silvia Peyrou y Noemí Alan (todas ellas parte del elenco de "Extinguidas"). El año culminó con la cobertura de la entrega de los Premios Padre Mujica en el Anexo de la Cámara de Diputados, donde conversé con Gustavo Barco y Guillermo Panizza.
A lo largo de estos diez años, he tenido el honor de entrevistar a personalidades de diversos ámbitos, desde historiadores y analistas políticos hasta actores, músicos y deportistas. La lista es extensa y refleja la diversidad de intereses y la amplitud de miras que he procurado mantener en mi carrera. Entre ellos, recuerdo con especial cariño mis conversaciones con Felipe Pigna, Gustavo Sylvestre, Lito Cruz, Raúl Taibó, Mario Pasik, Fabián Vena, Diego Ramos, Roly Serrano, Miguel Ángel Solá, Diego Pérez, Coco Sily, Gerardo Romano, Victoria Onetto, Pablo Echarri, Cacho Garay, Darío Szeta, Mauro Szeta, Paulo Kablan, Hernán Piquín, Maravilla Martínez, Ariel Scher y Pilar Sordo.
El abanico de personalidades se extiende a figuras como Claudio María Domínguez, Sebastián Básalo, Jorge Fandermole, Musha Carabajal, Cuti Carabajal, Jorge Carabajal, Bruno Arias, Rodrigo Tapari, Mirtha Wons, Fabio Aste, Rodolfo García, Inés Estevez, Leonor Manso, Mirtha Busnelli, Antonio Rios, El Mago y la Nueva, Marcelo Aguero, Víctor Hugo Morales, Guillermo Fernández, Daniel Agostini, Carolina Peleritti, Rita Cortese, Alberto Ajaka, Los Chakales, Walter Encina, El Brujo Ezequiel y Los Palmeras.
La lista continúa con Claudia Lapaco, Osvaldo Santoro, Edda Díaz, Sebastián Mendoza, Javier Malosetti, Adriana Varela, Soledad Villamil, Leo García, Los Tipitos, Ráfaga, Virginia Lago, Juan Leyrado, Antonio Grimau, Raúl Rizzo, Edgardo Moreira, Michel Noher, Jean Pierre Noher, Ernesto Claudio, Sandra Mihanovich, Marcela Morelo, Graciela Dufau, Antonio Birabent, Richard Coleman, Sergio Goñal, Rolando Graña, Julia Zenko, Claudio Gabis, Luis Machín, Gabriela Toscano, Virginia Inocentti, Nazarena Vélez; Violeta Urtizberea; Cecilia Roth; Laura Novoa y Mex Urtizberea, entre otras muchas figuras que han enriquecido mi trayectoria profesional.
He tenido el privilegio de cubrir eventos en teatros de renombre como el Picadilly, Gran Rex, Luna Park, Ópera y El Nacional, así como en espacios culturales importantes del conurbano bonaerense, como el Teatro Roma y el Teatro Colonial de Avellaneda, el Teatro Coliseo y el Teatro del Municipio de Lomas de Zamora y el Teatro Maipú de Banfield, y el Teatro Carlos Gardel.
Cada entrevista, cada cobertura, ha sido una oportunidad de aprendizaje, un encuentro con la diversidad de opiniones y perspectivas que conforman el tejido social y cultural de nuestro país. A través de estos diez años, he intentado ejercer el periodismo con responsabilidad, compromiso y respeto por la verdad, buscando siempre ofrecer una mirada crítica y constructiva sobre la realidad que nos rodea. El camino recorrido ha sido largo y lleno de desafíos, pero la pasión por contar historias sigue intacta, impulsándome a seguir adelante en esta apasionante profesión.
En la actualidad, mi trabajo se centra en la redacción de noticias de interés general para el Grupo de Medios Mediatres, contribuyendo con contenido relevante a sus diversos medios de comunicación desde el año 2022. Entre estos medios se encuentran Diario La Tercera, La Primera, Oeste GBA, Capital.24 de La Plata, Diario del Mar de la Costa Atlántica y La Quincena de Almirante Brown, entre otros. Esta labor me permite llegar a una amplia audiencia, informando sobre los acontecimientos más importantes que afectan a nuestras comunidades.
Además, desde el año 2023, tengo el honor de ser conductor y productor de "Una mirada hacia el Sur" por Radio Cultura Lomas en Comunidad de la Secretaría de Cultura de Lomas de Zamora. Este espacio radiofónico me brinda la oportunidad de profundizar en temas de interés local, explorando la riqueza cultural y social de la región sur del conurbano bonaerense.
Y, desde el año 2019, dirijo y escribo para el portal web de noticias "A Subirse a las Tablas," un medio creado por mí con el objetivo de informar sobre todo lo que acontece a nivel cultural en la región. Este proyecto personal me permite expresar mi creatividad y mi pasión por la cultura, ofreciendo una plataforma para la difusión de eventos, artistas y proyectos culturales locales.
En el pasado, he tenido la oportunidad de colaborar con varios portales web, tales como Política del Sur, Léelo Acá de San Martín, Así Todo, Ciudad Uno de Almirante Brown y Amplitud Independiente, un medio partidario de Independiente, 7ma Diario. Asimismo, he producido y conducido programas para Fm Sueños de Burzaco, Fm Tiempo de Burzaco, Radio La Salada de Villa Crespo (donde fui columnista de espectáculos del programa "No todo es lo que parece"), Radio Amplitud Am 660 (participando en el programa "Amplitud Independiente"), y Am La Voz del Sur de Luis Guillón. También fui columnista de los programas televisivos "Informados", "Tardes Positivas" y "Así Todo" por Telecreativa y del noticiero del Canal 29 Quilmes Visión de la ciudad de San Francisco Solano. Estas experiencias me han permitido desarrollar mis habilidades comunicativas y adquirir una visión integral del panorama mediático actual.
Este recorrido de diez años me ha enseñado que el periodismo es mucho más que una profesión; es una vocación, un compromiso con la verdad y una herramienta para construir una sociedad más justa e informada. Y, aunque el camino que tengo por delante aún es largo, estoy convencido de que seguiré adelante, impulsado por la misma pasión que me encendió hace diez años, aquella tarde en la que cubrí la charla de Ricardo Caruso Lombardi. En 10 años de carrera llevó publicados más de 1000 artículos de cultura, sociedad, política, deportiva; historia; historias de vida; y espectáculos, entre las que se destacan las entrevistas a Cynthia Wila; Claudio Gabis; Richard Coleman; Leo Sbaraglia; Los Palmeras; Los Midachi; Rolando Graña; Víctor Hugo Morales; Guillermito Fernández; los murales en homenaje a Sandro; el reloj solar en Adrogué; la historia de la higuera de la familia de Sarmiento; entre otras.
Un Recorrido de Reconocimiento: Reflexiones sobre una Década de Premios y Pasión por la Música
El 18 de septiembre de 2016 marca una fecha imborrable en mi memoria. Fue el día en que recibí mi primer galardón: el Premio Nacional e Internacional Raíces por mi programa "Románticos de ayer y hoy", coronado como "Mejor Programa de Música Latina". La gala, celebrada en el majestuoso Palacio Félix Bernasconi, fue un momento de profunda emoción y un reconocimiento al arduo trabajo dedicado a compartir la música que tanto amo. Este evento estuvo presente mis amados padres.
Diciembre de ese mismo año trajo consigo otra distinción significativa: el Premio Juan Delgado Celis, otorgado por el Doctor Honoris Causa Osvaldo García Napo en la categoría de "Periodista Revelación". Este premio me impulsó a seguir explorando nuevas formas de conectar con el público a través de la música y la cultura.
Los años siguientes, 2017 y 2018, consolidaron mi trayectoria. Por segundo año consecutivo, fui honrado con el Premio Raíces y el Premio Juan Delgado Celis, reafirmando mi compromiso con la excelencia en el periodismo musical. En 2018, la provincia de Chaco me abrió sus puertas para recibir el Premio Dorado al mejor programa de música romántica, un reconocimiento especial por un homenaje que rendí al legendario Sandro.
El 2021 fue un año de nuevas fronteras y reconocimientos. Desde la provincia de Mendoza, me llegó el Premio Nevado Solidario de Oro a la "Trayectoria", un honor que valoro profundamente. Este año, en el marco del décimo aniversario de mi carrera, recibí el diploma honorífico del Premio Zafrero de las Estrellas, una creación del productor Aníbal Burgos. A este se sumaron el Premio Destino Malvinas a Mejor Periodista de Cultura, el Premio Candela 2025, y el Premio Padre de la Patria, este último entregado por el Museo Contando Historias de Caseros, recibido durante el 2024.
A lo largo de los años, he tenido el privilegio de recibir otros premios que han marcado mi camino, entre ellos:
- Premio Arcángel San Gabriel (2018 y 2021)
- Premio Poldy Bird (2020, 2021 y 2023)
- Premios Raíces a la Trayectoria (2023 y 2024)
- Premio Faro del Fin del Mundo (2022)
- Premio Destino Malvinas (2019 y 2023)
- Premio Candela (2019, 2020, 2021, 2022 y 2025)
- Premio Olivia (2020 y 2024)
- Premio Atrezzo a Mejor Periodista de Cultura (2023)
- Premio Reina del Plata (2022)
- Premio Roberto Goyeneche (2019 y 2025)
Cada uno de estos reconocimientos es un testimonio del amor y la dedicación que he puesto en mi trabajo. Me siento inmensamente agradecido por la oportunidad de compartir mi pasión por la música con el mundo y por el apoyo incondicional de mi público. Estos premios no solo celebran mi trayectoria, sino que también me inspiran a seguir adelante con aún más entusiasmo y compromiso.