“Todo. El texto es un texto es muy vigente sobre todo en estos tiempos con los debates que se están dando en relación a género y a cuestionar ciertos parámetros que ha dictado una sociedad patriarcal sometiendo el cuerpo de las mujeres o la libertad de las mujeres a ajustarse a esos parámetros. Entonces, si bien la historia es una historia que transcurre en la Buenos Aires de los años 30 todo lo que ocurre en esa historia sigue resonando con más fuerza aún hoy”, reflexiono la actriz que protagoniza “La Suerte de la Fea” Luciana Dulitzky sobre lo que más disfruta de hacer la mencionada obra.
Precisamente, “La Suerte de la Fea” se presenta este sábado 3 de agosto en el Teatro Municipal Roma de Avellaneda.
“Ante todo para mí es un honor, es una sala emblemática de nuestra ciudad y es un teatro preciosismo. Y nuestra obra tiene una puesta originalmente diseñada para pequeños formatos, y, en este caso, como ha habido en el pasado alguna representación en salas así grandes, tenemos el formato de sala grande. Y mi expectativa es estar a la altura del tamaño de la sala y del escenario. En el pasado lo hicimos en el Teatro Solis que es una sala colosal también y preciosa y emblemática de Montevideo. Y es muy lindo hacer esta misma experiencia en el Teatro Roma”, comentó Luciana Dulitzky en conversación exclusiva con A SUBIRSE A LAS TABLAS.
“La Suerte de la Fea” muestra una historia que empieza a comienzos del siglo XX. Época en donde eran frecuentes en Buenos Aires los bares con atracciones, un público mayormente masculino que bebía en los reservados escuchando, pero sobre todo mirando- a aquellas singulares Orquestas de señoritas que eran mujeres jóvenes y atractivas con ropas sensuales que se movían a la cadencia de su propia música. A su vez, exponían allí, en pequeños escenarios como vidrieras su gracia y belleza, pero no tocaban en realidad, hacían sólo el remedo, pura mímica sensual de ejecución. Las intérpretes auténticas, músicas con talento y solvencia pero sin la edad o los atributos de belleza necesarios tocaban escondidas tras los telones o en el foso, ejecutando cada uno de esos instrumentos que ellas, las figurantas, las hermosas, simulaban tocar.
“A mí el teatro es como el oxígeno porque si yo no tengo mi energía puesta en una obra, en un proyecto teatral me vuelvo una persona muy oscura y rezongona. Hay algo del entretenimiento de estar en escena, trabajando porque hacer funciones no es únicamente el momento de la función sino que toda la preparación durante la semana, cuestiones que tienen que ver también con la organización o con la producción, es lo que a me dedico, es lo que amo. Y no estar haciendo eso me da la misma tristeza que le puede dar a una persona que está desempleada”, manifestó Dulitzky.
Podés retirar tus localidades en las boleterías del teatro- Sarmiento 109, Avellaneda.