“Iris” de Mascagni vuelve a la Argentina desde 1926 y muestra la historia de una menor de edad inocente de su entorno. La trata de personas en su máxima expresión con la más bella música y un elenco de primer nivel para este estreno en tiempos modernos en el cuarto título de la temporada lírica 2019.
La ópera está completamente ambientada en Japón en tiempos legendarios siguiendo la moda de aquellos momentos del exotismo oriental. La música destaca por sus melodías exquisitas, rica instrumentación en sonidos orientales y el uso de nuevos medios de expresión que resaltan por su audacia. El autor da prioridad al simbolismo de la acción respecto a la historia del drama, que en este sentido se puede comparar con Pelléas et Mélisande de Debussy.
A SUBIRSE A LAS TABLAS dialogó en exclusiva con el barítono Luis Gaeta:
¿Qué sensaciones te genera subirte al escenario del Teatro Municipal Roma?
Con una gran expectativa por este rol y esta ópera, que no se realiza hace tanto tiempo en Buenos Aires. Es una ópera que contiene un tema bastante contemporáneo, a pesar de que se escribió en el siglo pasado y es lo que se llama la atención, que es la trata de personas, la prostitución infantil, que está todo emparentado con lo que escribió Mascagni. Y en lo referente al rol digamos que es el malo de la obra ya que siempre el barítono termina haciendo de malo porque es el que la secuestra, comercia con el sexo de esa chica inocente. Y desde lo musical Mascagni tiene una música que se conoce cómo “Cavalleria Rusticana”, que inclusive hasta la película “El Padrino” la han puesto cómo música de toda la película porque relata las pasiones excelentemente. Este es un tema más frívolo que el de la “Cavalleria”, si bien las óperas veristas tratan algún que otro tema un poco llamémosle de páginas amarillas, este es mucho más complicado en el sentido de qué se trata de justamente eso de la trata de personas, y un poco emparentado con Madame Butterfly porque la visión que tenemos los occidentales de la geisha es cómo una prostituta y la cultura de ellos era cómo una especie de llamémosle una persona digna, no era la que se trabajaba con su cuerpo y las pasiones, y respetada, pero no así la vemos los occidentales, entonces el tema de Madame Butterfly se complica porque se mezcla las dos filosofías y termina siendo un drama muy grande, mientras que el drama de la Iris es que ella termina muriendo inocente por una culpa que no tiene, se la echa el padre, la sociedad.
Cumplís 40 años de trayectoria: ¿Cuáles fueron tus inicios en el mundo de la ópera?
Mi madre era cantante lírica, yo de muy chico y desde que tengo uso de razón la escuchaba cantar, entonces eso era para mí algo que no era novedoso sino algo familiar, y mi padre era médico y quería que yo hiciera una carrera tradicional en aquella época, que era medicina o arquitectura porque mi tío era ingeniero, entonces para vivir el concepto era que tenías vivir de una profesión ya que no se podía vivir de cantar. Curiosamente fue mi padre el que, sin quererlo, me lo inculcó porque él me había dicho que ‘los hombres no debían llorar’, y un día me llevo a ver “Madame Butterfly”, cuando se prenden las luces del Teatro Colón yo veo que estaba llorando, y el tema de “Madame Butterfly” lo había conmovido tanto, y yo a mí padre no lo vi llorar ni cuando murió su padre y sí con la “Madame Butterfly”, dije que importante era esto para mi padre que lo conmovió, entonces que importante era la música, el mensaje que daba el compositor o la ópera en sí porque eso era lo que le había llegado tanto. Pienso que inconscientemente fue el que me inoculó este virus de la ópera.
¿Cuáles fueron las óperas que más te hicieron emocionar?
“Rigoletto” es una de ellas porque me acuerdo que cuando era joven la escuchaba permanentemente todo el día, una ópera que me llamaba la atención por la melodía de Verdi y por el tema familiar: padre-hijo. “Madame Butterfly”, que la pude cantar en el Colón. Las óperas que más me llaman la atención y me gustan son las que tratan el tema del amor en cualquiera de sus formas. La Boheme también me encanta porque en La Boheme además descubro que no hay un solo compás de más. También me gustó mucho “Las Bodas de Fígaro” porque en la fisiología de los personajes es increíble cómo está tratada musicalmente, además de la genialidad de Da Ponte; es una ópera cómica con mucha profundidad. Te nombré cuatro. Me gusta mucho las óperas.
Breve reflexión por estos 40 años de trayectoria.
La reflexión es que llegue hasta acá y no me di cuenta cuándo ni cómo porque a veces por mirar el horizonte te perdes los árboles que tenes al costado; de todas maneras disfrute mucho lo que hice y lo que hago, más lo disfruto ahora porque me doy cuenta que tengo poco camino que recorrer, entonces disfruto mucho cada cosa que hago ya sea estar arriba del escenario, compartir música con gente joven también me hace mucho bien porque me inyectan un poco de su entusiasmo y juventud, que a veces con los años se va perdiendo la sorpresa de si se puede dar algo ya que no te sorprende nada a cierta edad; sin embargo siempre hay algo que te sorprende.
Un mensaje para los jóvenes que recién se están iniciando en el mundo de la ópera.
Que hagan lo que les gustan porque cómo decía mi madre ‘vos pateas una baldosa y el dinero sale, pero si haces algo que no te gusta no la vas a pasar bien ni serán felices’… Que hagan lo que les gustan.
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